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Hace alrededor de 3 años que decidí romper unas de las barreras que más miedo me daban en el sector: trabajar con un lenguaje vehicular que no fuese el materno, o lo que es mismo, trabajar en una empresa internacional. Nunca he sido muy ducho con el inglés, de hecho siempre me he sentido y sigo sintiéndome un auténtico impostor hablándolo, por lo que hacer el petate y saltar a una empresa foránea me parecía algo que nunca llegaría a hacer.
¿Voy a ser capaz de ser resolutivo sin poder preguntar y expresarme en mi idioma?
¿Tendré la capacidad de asimilar el esfuerzo cognitivo que ya de por sí supone un on-boarding con la mitad de herramientas lingüísticas?
Un ratito así para practicar está bien pero, cuando paremos a comer, se acabará la broma y volveremos al castellano/catalán, ¿no?
Pues bien, la cosa es que movido por las experiencias de amigos del sector y la curiosidad por experimentarlo, como he comenzado diciendo, hice dicho salto. Ahora que ya ha pasado un tiempo prudencial para sacar conclusiones, me parece interesante listar lo bueno y malo de lo que, considero, ha sido un salto cualitativo tanto en el ámbito profesional como en lo personal.
Llevo toda mi vida escuchando aquello de lo mucho que se aprende viajando. Que te abre la mente. Y yo, que aunque he viajado poco, he viajado, siempre he pensado que quizás estaba viajando mal, porque nunca he entendido que tipo de interacción humana de tal calibre y profundidad se puede tener en un viaje de 5 días a las islas croatas o en una escapada de finde a la ecléctica Londres. Me imagino a esos viajeros en una suerte de Pokémon Go de locals, forzando conversas con el panadero: “Señor! Lo de las tradiciones locales, que si me pueden abrir la mente, que mañana tengo el Ryanair de vuelta”. Y yo, que suelo ir a los 4 lugares típicos, pasear, hacer gasto, irme a dormir a las 9 PM y volverme casi como fui, estaba intrigado por tener una de estas experiencias reveladoras.
Bromas aparte, diría que con este cambio lo he conseguido, ya que es real que el contacto estrecho y diario con personas de otros lugares es lo que yo entiendo por aprender viajando. Yo he tenido la enorme suerte de tener compañeros de muchas partes del mundo estos ultimos años, y aunque no he viajado a todos esos sitios, siento que en parte he estado.
Unas de las primeras revelaciones que tuve es darme cuenta de que, probablemente, el inglés no iba a ser el mayor impedimento para aterrizar y que la diferencia cultural iba a ser el primer escollo: puntualidad, flexibilidad, tono de trabajo.
He de reconocer que me costó un tiempo en adaptarme a entrar a un daily un lunes y que nadie dijese: “¿qué tal el finde?”, “¿Madre mía el Barça, eh?” Me costaba procesar esa manera tan drástica, sin solución de continuidad, de cerrar los meetings: “OK Got itbye”. Me sigue costando entender que ser escueto en un comentario no implica forzosamente que la otra persona esté a malas contigo, simplemente que “el que come callado come dos veces”.
Lo bueno de todo esto es que uno adquiere una visión más amplia, y a base de entender lo ajeno y aportar lo propio, se crea algo nuevo que es incluso mejor, ya que suele contener lo mejor de cada bando.
💡 Hay una regla universal infalible para el daily que nos hace gracia a todos sin excepción, es empírico:
Google Translate > “Hola amigos”, “Adios” > Idioma: X > Escuchar (repetidas veces) > A molar!
A más mundo corres, más amplias tu espectro de conocimiento. Y lo mejor: no solo se aprende de lo bien hecho, sino también de lo mejorable (o incluso más).
Así que ahora más que nunca estoy en contra de sentar cátedra sobre como se debe de hacer algo, de hecho a día de hoy no tiene absolutamente ningún sentido para mí, y justamente creo que es el mayor logro profesional que he tenido hasta ahora.
(Casi) Todo tiene pros y contras
Otro gran aporte que me ha dado el trabajar con un idioma en el que no estoy al 100% cómodo es la ordenación de ideas. Siempre he aplicado una máxima al aprender sobre algo: interiorízalo como si lo tuvieses que explicar a un tercero. Ahora le he dado un girito y ha pasado a ser: interiorízalo como si lo tuvieses que explicar a un tercero siendo conciso.
Cuando expones alguna idea, concepto o solución a un tercero en inglés, hay muchos más obstáculos que sortear para que la comunicación sea efectiva:
Es frecuente encontrarte en llamadas que acaban siendo una suerte de teléfono averiado con varias personas sintiendo la más absoluta frustración por no poder dar en la tecla comunicativa. Hemos embarrancao señores, abortamos misión.
En mi experiencia, es a base de repetición que se crea un canal comunicativo donde la fluidez y el léxico común aparecen (hay una generosidad por ambas partes para entenderse), y acaba siendo la capacidad de síntesis y exposición clara donde reside la clave para el éxito. Es, por tanto, que ahora simplifico conceptos, practico el vocabulario alrededor de estos, refuerzo los argumentos con diagramas, me obligo a sintetizar hasta que el idioma no sea un escollo.
Os mentiría si no fuese uno de los motivos por los que quise abrirme al mercado internacional. Se paga más fuera, eso es así.
Y aunque el tema económico no ha sido uno de los motores para decidir sobre mi carrera profesional, cuando uno compara, pues no hay color.
Es una sensación que no sé describir demasiado bien, pues aunque he acabado teniendo fluidez comunicativa tanto a nivel profesional como personal e incluso he hecho buenas amistades, sigo teniendo la rara sensación de que no soy capaz de ser exactamente la misma persona que cuando me expreso en catalán o castellano. Eso hace que, sobre todo en lo personal, cambie en un porcentaje como soy o proyecto ser. Se hace difícil ser cercano si no dominas al completo el contexto. Como me preguntaba al principio del post con ironía: ¿comiendo también vamos a estar hablando en inglés?.
Obviamente, la respuesta es si, e incluso si tienes la oportunidad de trabajar puntualmente in situ, vas a estar 24/7 durante unos días. Y claro, el agotamiento de estar todo el día pensando lo siguiente que vas a decir aparece, y después de esa tercera cerveza que lo facilita y complica todo a la vez, seguramente el cuerpo te pide hacer alguna broma o comentario, pero eso requiere de fluidez, agilidad y chispa, y en este caso el idioma se torna un obstáculo.
Esta es una de las cosas que a día de hoy me generan más frustración, pero tampoco es ninguna tragedia. Como titula el apartado, estaríamos hablando de perder un 9% de esa habilidad social (que en mi caso ya parte debilitada siendo bastante introvertido) a cambio de reformularte, que también tiene cosas positivas.
Usando un símil en términos de desarrollo, diríamos que mi personalidad se ha convertido en un Strattegy pattern: la interfaz sigue siendo la misma, simplemente varía la instancia en runtime dependiendo del tipo. Soy OCP compliant.
O, en términos todavía más acordes a la temática del post, sería como ser el student’s book y el workbook: misma foto de portada pero una en color y la otra un pelo más gris: misma temática para diferentes usos.