Hace alrededor de 3 años que decidí romper unas de las barreras que más miedo me daban en el sector: trabajar con un lenguaje vehicular que no fuese el materno, o lo que es mismo, trabajar en una empresa internacional. Nunca he sido muy ducho con el inglés, de hecho siempre me he sentido y sigo sintiéndome un auténtico impostor hablándolo, por lo que hacer el petate y saltar a una empresa foránea me parecía algo que nunca llegaría a hacer.
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